El objetivo del cultivo del olivo es maximizar la cantidad y
calidad de aceitunas obtenidas. Para obtener cierta rentabilidad económica, el
esfuerzo desarrollado en las acciones de cultivo ha de tratar de optimizar los
costes. Uno de los aspectos más determinantes para la rentabilidad es el sistema
de cultivo adoptado que puede ser olivar tradicional, olivar intensivo u olivar
superintensivo.
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El olivo en su estado silvestre produce un número
determinado de aceituna en función de la pluviometría, la zona geográfica, y
otros aspectos, que se ve enormemente incrementado si se realizan labores
agrícolas de cuidado, limpieza, fertilización, riego, poda, etc… Para que el
cultivo del olivo sea una actividad económicamente rentable, los ingresos
obtenidos por la venta de la aceituna recolectada han de superar los costes en
los que se incurre por la realización de las actividades agrícolas. El
agricultor tiene la capacidad influir en la rentabilidad descrita actuando
directamente sobre sus costes de laboreo agrícola y ello va a depender del grado
de mecanización y la intensidad de estas labores.
Sobre el grado de mecanización de las labores
agrícolas de cultivo del olivar tiene especial influencia el sistema de cultivo
adoptado:
- Sistema de olivar tradicional
- Sistema de olivar intensivo
- Sistema de olivar superintensivo
El sistema tradicional de cultivo del
olivo es el más extendido en países como España, Italia o Grecia en los
que el olivo es compañero del hombre desde que ninguna mecanización era posible,
ni tampoco el riego artificial por lo que son cultivos con baja densidad de
árboles (entre 80 y 120 por hectárea) siguiendo un esquema de cuadrícula de 10 –
12 metros entre los vértices donde están plantados los olivos. Estos olivos
cuentan con dos o tres pies para incrementar la producción dado el marco de
plantación y son olivares que cuentan con decenas de años e incluso con algunos
siglos de vida.
En la actualidad, este sistema de cultivo suele
diferenciarse entre el olivar tradicional mecanizable y el olivar tradicional no
mecanizable intentando discernir una potencial mejora de rentabilidad si se
ejecutan ciertos cambios en los olivos para permitir una optimización de los
costes del laboreo agrícola.
El sistema tradicional
mecanizable corresponde a suelo con menos de un 20% de pendiente en el
que existe la posibilidad de mecanizar algunas de las labores más costosas como
la recolección o los tratamientos foliares. En estas plantaciones es posible un
cambio de cultivo a intensivo dejando los olivos con un solo pie y plantando más
olivos entre los antiguos, consiguiendo así una mayor densidad de plantas por
hectárea.
El sistema tradicional no
mecanizable corresponde a suelo con más de un 20% de pendiente en el
que no es posible ni siquiera mecanizar la labor de recolección (la de mayor
coste para el agricultor) ni tampoco el cambio de sistema de plantación debido a
la orografía desfavorable.
La preocupación por la rentabilidad del olivar
tanto en la reducción de costes de laboreo, como el incremento de la producción
han llevado a plantaciones de olivos de alta densidad de 200 a 2000 plantas por
hectárea, olivos de un solo pie, colocados el marcos de cuadrícula 6 x 6 metros,
de 6 x 3 metros o en hilera o seto. El olivar de alta densidad suele estar
dotado de riego y en terreno propicio para la mecanización completa de la
recolección e incluso de otras labores agrícolas. Dentro del olivar de alta
densidad se suele distinguir entre sistema intensivo y sistema superintensivo de
cultivo.
El sistema intensivo de cultivo del
olivo consta de olivos aislados con la copa en forma de vaso, olivos
jóvenes de un solo pie colocados en marcos de 6 x 6 o de 6 x 3 metros
consiguiendo unas densidades de entre 200 y 600 árboles por hectárea, con calle
o pasillo ancho de 6 metros. La vida útil de las plantas se ha probado que puede
superar los 40 años con lo que no requiere una renovación de las plantas tan
frecuente como se verá en el superintensivo. La mecanización de la recolección
permite el uso de vibradores autopropulsados con paraguas para mecanizar el
derribo y la recepción del fruto o también con cosechadoras.
El sistema superintensivo de cultivo del
olivo consta de hileras de olivos muy jóvenes con disposición en seto
con los que se consiguen densidades de entre 1000 y 2000 árboles por hectárea
con calles no más anchas de 4 metros. La vida útil de las plantas está entre 12
y 14 años por lo que transcurrido ese periodo es necesario renovar las
plantaciones de árboles. La mecanización de la recolección está prevista para
cosechadoras con lo que mecaniza el derribo del fruto, su recepción y su
transporte.
Según datos de la Asociación Española de
Municipios de Olivo (AEMO) actualizados a 2009, el 76% del olivar español es
tradicional: un 52% mecanizable y un 24% no mecanizable. El resto del olivar, el
24% se considera de alta densidad y dentro de este solo un 2% es superintensivo.
Existen infinidad de estudios agrónomos y económicos sobre los costes de la
labor agrícola del olivar y que evalúan y comparan los sistemas de cultivo
presentados. Cada agricultor y cada finca de olivar tienen sus particularidades
y por lo tanto no hay una receta mágica para aumentar la rentabilidad del
cultivo.
José Miguel López-Agulló Vilar
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