jueves, 5 de marzo de 2015

Sistemas de cultivo del olivo

El objetivo del cultivo del olivo es maximizar la cantidad y calidad de aceitunas obtenidas. Para obtener cierta rentabilidad económica, el esfuerzo desarrollado en las acciones de cultivo ha de tratar de optimizar los costes. Uno de los aspectos más determinantes para la rentabilidad es el sistema de cultivo adoptado que puede ser olivar tradicional, olivar intensivo u olivar superintensivo.

El olivo en su estado silvestre produce un número determinado de aceituna en función de la pluviometría, la zona geográfica, y otros aspectos, que se ve enormemente incrementado si se realizan labores agrícolas de cuidado, limpieza, fertilización, riego, poda, etc… Para que el cultivo del olivo sea una actividad económicamente rentable, los ingresos obtenidos por la venta de la aceituna recolectada han de superar los costes en los que se incurre por la realización de las actividades agrícolas. El agricultor tiene la capacidad influir en la rentabilidad descrita actuando directamente sobre sus costes de laboreo agrícola y ello va a depender del grado de mecanización y la intensidad de estas labores.








Sobre el grado de mecanización de las labores agrícolas de cultivo del olivar tiene especial influencia el sistema de cultivo adoptado:

  • Sistema de olivar tradicional
  • Sistema de olivar intensivo
  • Sistema de olivar superintensivo

El sistema tradicional de cultivo del olivo es el más extendido en países como España, Italia o Grecia en los que el olivo es compañero del hombre desde que ninguna mecanización era posible, ni tampoco el riego artificial por lo que son cultivos con baja densidad de árboles (entre 80 y 120 por hectárea) siguiendo un esquema de cuadrícula de 10 – 12 metros entre los vértices donde están plantados los olivos. Estos olivos cuentan con dos o tres pies para incrementar la producción dado el marco de plantación y son olivares que cuentan con decenas de años e incluso con algunos siglos de vida.

En la actualidad, este sistema de cultivo suele diferenciarse entre el olivar tradicional mecanizable y el olivar tradicional no mecanizable intentando discernir una potencial mejora de rentabilidad si se ejecutan ciertos cambios en los olivos para permitir una optimización de los costes del laboreo agrícola.

El sistema tradicional mecanizable corresponde a suelo con menos de un 20% de pendiente en el que existe la posibilidad de mecanizar algunas de las labores más costosas como la recolección o los tratamientos foliares. En estas plantaciones es posible un cambio de cultivo a intensivo dejando los olivos con un solo pie y plantando más olivos entre los antiguos, consiguiendo así una mayor densidad de plantas por hectárea.

El sistema tradicional no mecanizable corresponde a suelo con más de un 20% de pendiente en el que no es posible ni siquiera mecanizar la labor de recolección (la de mayor coste para el agricultor) ni tampoco el cambio de sistema de plantación debido a la orografía desfavorable.








La preocupación por la rentabilidad del olivar tanto en la reducción de costes de laboreo, como el incremento de la producción han llevado a plantaciones de olivos de alta densidad de 200 a 2000 plantas por hectárea, olivos de un solo pie, colocados el marcos de cuadrícula 6 x 6 metros, de 6 x 3 metros o en hilera o seto. El olivar de alta densidad suele estar dotado de riego y en terreno propicio para la mecanización completa de la recolección e incluso de otras labores agrícolas. Dentro del olivar de alta densidad se suele distinguir entre sistema intensivo y sistema superintensivo de cultivo.

El sistema intensivo de cultivo del olivo consta de olivos aislados con la copa en forma de vaso, olivos jóvenes de un solo pie colocados en marcos de 6 x 6 o de 6 x 3 metros consiguiendo unas densidades de entre 200 y 600 árboles por hectárea, con calle o pasillo ancho de 6 metros. La vida útil de las plantas se ha probado que puede superar los 40 años con lo que  no requiere una renovación de las plantas tan frecuente como se verá en el superintensivo. La mecanización de la recolección permite el uso de vibradores autopropulsados con paraguas para mecanizar el derribo y la recepción del fruto o también con cosechadoras.

El sistema superintensivo de cultivo del olivo consta de hileras de olivos muy jóvenes con disposición en seto con los que se consiguen densidades de entre 1000 y 2000 árboles por hectárea con calles no más anchas de 4 metros. La vida útil de las plantas está entre 12 y 14 años por lo que transcurrido ese periodo es necesario renovar las plantaciones de árboles. La mecanización de la recolección está prevista para cosechadoras con lo que mecaniza el derribo del fruto, su recepción y su transporte.








Según datos de la Asociación Española de Municipios de Olivo (AEMO) actualizados a 2009, el 76% del olivar español es tradicional: un 52% mecanizable y un 24% no mecanizable. El resto del olivar, el 24% se considera de alta densidad y dentro de este solo un 2% es superintensivo. Existen infinidad de estudios agrónomos y económicos sobre los costes de la labor agrícola del olivar y que evalúan y comparan los sistemas de cultivo presentados. Cada agricultor y cada finca de olivar tienen sus particularidades y por lo tanto no hay una receta mágica para aumentar la rentabilidad del cultivo.
 
José Miguel López-Agulló Vilar

martes, 3 de marzo de 2015

El olivo de regadío y secano.

Las técnicas de manejo de suelo con cubierta viva y en laboreo son las mas eficaces para retener agua en el olivar de secano .

En secano, la lluvia es el único aporte de agua que recibe el olivar y para almacenar y conservar la mayor parte de agua en el suelo, es necesario adoptar medidas sobre el manejo del mismo y minimizar así las perdidas. En el logro de este objetivo las técnicas de manejo de suelo con cubierta viva y en laboreo son las mas eficaces no sólo para retener agua y almacenar agua en el suelo sino también para frenar la erosión, debiendo ser tenidas en cuenta para el futuro de las explotaciones.
Otra posible medida a tomar en olivar situado en pendientes es la ultilización de pozas en las cuencas que reciban las aguas de escorrentía.
En regadío el agua deja de ser un factor limitante y lo que hay que evitar es el despilfarro,haciendo un consumo racional de la misma. En este sentido la olivicultura actual ha adoptado sistemas de riego localizado que minimizan el consumo y son eficaces, si se manejan de forma adecuada y óptima.
 
José Miguel López-Agulló Vilar

Recolección de la aceituna: Vídeo en el que observamos la aplicación de los avances tecnológicos.



José Miguel López-Agulló Vilar

Por Los Cerros · El programa ubetense entrevista a Juan Vilar





José Miguel López-Agulló Vilar